En el campo de la Salud Reproductiva, el impacto emocional ante la dificultad de concretar el deseo de tener hijos/as puede generar diversa sintomatología, como frustración, ansiedad, depresión e incluso una vivencia potencialmente traumática. Es por esto que el acompañamiento durante el proceso, las intervención psicoterapéutica necesarias y el trabajo con el equipo tratante se vuelven un aspecto de gran importancia en los diferentes momentos y etapas del tratamiento por infertilidad.
Cuando hablamos de salud sexual nos referimos en un sentido amplio al bienestar tanto físico, psicológico, social y vincular de la sexualidad humana, su reproducción y la aptitud de las personas de disfrutar de la actividad sexual.
Si ese bienestar se encuentra temporal o permanentemente afectado debemos realizar un diagnóstico diferencial para ajustar las intervenciones y tratamiento adecuado de manera interdisciplinaria. Es allí, en donde los aspectos psicológicos y emocionales invitan a la actuación del psicosexólogo a intervenir y aportar su rol al equipo tratante.
Son múltiples los aspectos en la vida de una persona que pueden generar problemas y perturbaciones en la respuesta sexual y afectar la capacidad de responder sexualmente y experimentar placer.
La historia sexual, los aprendizajes en la afectividad, la autoconfianza y autoestima, las experiencias y condicionamientos aprendidos, los traumas, la vulnerabilidad psíquica y emocional (depresión, ansiedad, miedos, fobias, estrés agudo y crónico), la identidad y diversidad sexual, son aspectos importantes para evaluar e intervenir por su frecuencia e impacto tanto en el placer vital como el erótico y en la satisfacción y calidad vida.
Si ese bienestar se encuentra temporal o permanentemente afectado debemos realizar un diagnóstico diferencial para ajustar las intervenciones y tratamiento adecuado de manera interdisciplinaria. Es allí, en donde los aspectos psicológicos y emocionales invitan a la actuación del psicosexólogo a intervenir y aportar su rol al equipo tratante.
Son múltiples los aspectos en la vida de una persona que pueden generar problemas y perturbaciones en la respuesta sexual y afectar la capacidad de responder sexualmente y experimentar placer.
La historia sexual, los aprendizajes en la afectividad, la autoconfianza y autoestima, las experiencias y condicionamientos aprendidos, los traumas, la vulnerabilidad psíquica y emocional (depresión, ansiedad, miedos, fobias, estrés agudo y crónico), la identidad y diversidad sexual, son aspectos importantes para evaluar e intervenir por su frecuencia e impacto tanto en el placer vital como el erótico y en la satisfacción y calidad vida.
Cuando hablamos de disfunciones sexuales hacemos alusión tanto a aquellas que están presentes desde el inicio de la actividad sexual, como también a aquellas otras que se han adquirido a lo largo de la vida, ya sea por factores estresantes, por problemas en la relación y en los vínculos, como también en las crisis vitales.
Son ejemplo de ello: la maternidad/paternidad; problemas en la planificación familiar y en fertilidad; enfermedades médicas y oncológicas que afectan la respuesta sexual y el esquema corporal, dolores crónicos, disfunciones en el piso pelviano solo para mencionar algunas de las situaciones que podrían requerir del acompañamiento, prevención y tratamiento del psicosexólogo.